El pasado 4 de abril tuvo lugar la séptima sesión de nuestro club de lectura de poesía. Dedicamos la jornada a la segunda entrega de la “poesía de línea clara” en su línea intimista. Hemos denominado a esta poesía como intimista, aunque quizá podríamos haberla llamado también poesía ensimismada. Y es que el ensimismamiento es la línea más productiva para la lírica desde los siglos de oro de la literatura española en los que, a grandes rasgos y exceptuando a las poesías populares, humorísticas o festivas, la poesía se convierte en un discurso fundamentalmente individualista y se centra en el sentimentalismo mediante diferentes vías, siempre complementarias, representadas por los poetas leídos en esta sesión.
Ángel González
El primero de los poetas objeto de lectura y tertulia fue Ángel González cuyo ensimismamiento sigue la línea clásica del Renacimiento. Y es que con la poesía de González se da una circunstancia paradójica que se podría resumir de la siguiente forma: es una mezcla de ironía y humorismo que solo es capaz de ver una imagen de la belleza en el otro, en la amada. El humorismo de González, como sí sucede en la poesía de la gran risa o en la poesía popular o festiva, no le permite luchar contra la utopía de la identidad, de modo que el sujeto de la enunciación poética solo es capaz de adquirirla cuando se identifica con la imagen de la belleza divina representada por su amada. Esta línea poética nació con Dante y Petrarca entre los siglos XIII y XIV y fue recogida ampliamente por el Renacimiento español. Quizá el poema más representativo de esto es el siguiente:
MUERTE EN EL OLVIDO
Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita…
Además de estos aspectos, fue comentado el libro del cual fue extractada la mayor parte de estos poemas, Tratado de urbanismo, del que se subrayó su crítica de la dictadura mediante una poesía con los rasgos ya comentados.
Juan Luis Panero
El intimismo, o mejor el ensimismamiento de Juan Luis Panero parece a simple vista muy diferente al de González. Se comentó el tono triste, gris y apesadumbrado de su voz poética, que contrasta muy a las claras con la frescura y el humor del anterior. También hubo lugar para el reconocimiento de las deudas poéticas contraídas por el mayor de los hijos de la saga poética de los Panero (le siguen Leopoldo María y Moisés). La más notable, sin lugar a dudas, es la del tono conversacional y la imagen de dos interlocutores taciturnos y ebrios delante de su pasado, leída en “Pandémica y Celeste” de Gil de Biedma.
Asimismo, se constató la importancia del alcohol y su repetición en buena parte de los poemas panerescos. Eso dio pie al recuerdo de la frase: “los Panero siempre han tenido muy mal vino”, repetida por Michi en el biopic en el que se ahondó en la desolación y la destrucción de la familia Panero, rodado por Ricardo Franco, Después de tantos años.
Además, el método de acceso a la identidad en el ensimismamiento paneresco ya no es la identificación con la amada sino con su propia juventud, que es en este caso la única imagen viva y posible de la belleza. La belleza solo puede estar en el pasado porque el presente es mentira y decrepitud. Sin embargo, la consciencia del poeta le hace asimismo ver lo inútil de esta tarea y de ahí surge su tristeza y su escapismo alcohólico.
Luis Alberto de Cuenca
De la poesía del madrileño se destacaron varios aspectos. El primero de los cuales fue que el marbete de poesía clara fue precisamente extraído de uno de sus poemas en el que reivindica un papel activo para la poesía en la actualidad, sobre cuya necesidad se asienta y basa la utilización de un lenguaje capaz de llegar a todas las capas de la sociedad. En este sentido se recordó el activísimo papel de de Cuenca en el letrismo musical a través de sus colaboraciones con Loquillo y con la Orquesta Mondragón para quienes compuso letras legendarias como “Caperucita feroz” de la que todos recordamos sus versos “Hola mi amor, yo soy tu lobo, quiero tenerte cerca para verte mejor”.
También se hizo hincapié en lecturas con perspectivas de género que podrían suscitar los poemas del otrora Secretario de Estado de Cultura, director de la Biblioteca Nacional y Premio Nacional de Traducción, así como algunos textos que gustaron especialmente o que crearon cierta polémica como este:
BASURA GENÉTICA
Durante tres milenios los tipos más valiosos,
más fuertes y más listos de la especie
-la flor y nata de la juventud-
se fueron a la guerra
y murieron sin gloria
en los remotos campos de batalla,
mientras que los enfermos y los débiles,
los corruptos y los cobardes,
se quedaban en casa y se reproducían.
De ahí venimos nosotros.
Llevamos tres milenios perdiendo a los mejores
para que los inútiles
salven la vida y sigan engendrando.
Por eso somos todos,
treinta siglos después,
lo peor de cada tribu:
desperdicios, basura irreciclable.
Jaime Gil de Biedma y Alejandra Pizarnik
Nos debimos contentar con hacer menciones aisladas al gran maestro del intimismo poético español, Gil de Biedma, pues se nos echó el tiempo encima y no pudimos disfrutar de los comentarios acerca de la obra propuesta. Tanto de lo mismo sucedió con Pizarnik, de quien se subrayó, contra Biedma, su dificultad, su simbolismo y su hermetismo poéticos.
Sin más, se emplazó a los asistentes a la lectura de la antología de la llamada poesía formalista, cuyo comentario tendrá lugar en la sesión del jueves 2 de mayo de 2019, siendo la última de nuestro grupo de lectura. El grupo de poetas antologados perteneció a la llamada “generación del 70” y está compuesto por Pere Gimferrer, Antonio Colinas y Francisco Ferrer Lerín.