El pasado martes 17 de diciembre tuvo lugar la tercera sesión del club de lectura Sender. Para esta sesión se programó la lectura de la obra Ordesa del escritor barbastrense Manuel Vilas Vidal.
El autor ya protagonizó en 2018 una multitudinaria presentación de este mismo libro en la biblioteca oscense Antonio Durán Gudiol, momento al que acudieron algunos de los asistentes a este club y que fue recordado en la tertulia como piedra de toque para empezar a comentar los diferentes aspectos del libro.
Además de Ordesa, el moderador, que ya había presentado a Vilas en el acto reseñado, puso sobre la mesa una buena parte de la bibliografía de Vilas quien, aunque parezca lo contrario, es autor de una extensa obra literaria anterior a esta obra, a partir de la cual está cosechando el mayor número de elogios por parte de los lectores, aunque no por parte de una crítica que todavía se resiste a valorarlo.
Por lo general el libro fue muy bien acogido por los asistentes. Algunos lo habían leído previamente, dado su éxito y a partir de la presentación del año anterior, pero manifestaron haberlo releído con gusto.
El primero de los aspectos que se reseñaron a nivel general fue el alto grado de identificación que un lector de una generación parecida a la de Vilas es capaz de experimentar con la lectura. Y es que, como ha subrayado el autor, se trata de un libro sobre algo que a todos nos une, que es nuestra condición de hijos.
El segundo de los aspectos reseñados fue más bien una curiosidad y una pregunta que siempre terminan suscitando los libros como Ordesa, con un declarado factos autobiográfico, y es la cantidad de vida y de verdad que termina teniendo el libro. También se señaló un rasgo literario que ha apuntado la crítica literaria más respetada, y es el carácter poético de este libro. No es casualidad que esto sea así en la novelística de Vilas, pues, como señalaron algunos de los asistentes que acuden también al club de lectura de poesía de la Durán Gudiol, antes incluso que novelista, Vilas es, ante todo, un sobresaliente poeta. A consecuencia de todo esto, Vilas factura una narrativa poética de primer orden que es capaz de emocionar a través de la historia de su familia que es, a la vez la de todos. Esa fue la conclusión de una sesión en la que descubrimos a un gran novelista que se mueve como pez en el agua de la experimentación literaria, facturando textos que pueden ser cercanos y que, quizá incluso por ello, ha llegado a ser finalista del Premio Planeta con la secuela de este mismo libro.
Para terminar, la potencia sentimental y la verdad que destila el libro fueron los valores artísticos mejor acogidos por los asistentes, de modo que algunos de ellos subrayaron la emoción con la que disfrutaron de su lectura que describieron como dura, cruda, a la vez que placentera y verdadera.