El jueves 17 de noviembre de 2019 tuvo lugar la segunda sesión del “Club de Lectura de Poesía Durán”, que dedicamos a la poesía de Claudio Rodríguez.
Claudio Rodríguez (Zamora, 30 de enero de 1934-Madrid, 22 de julio de 1999) fue un poeta español, enmarcado en la Generación del 50 y recibió a lo largo de su vida los más importantes galardones de poesía en España. Su primer libro, Don de la ebriedad (1953) fue escrito con la temprana edad de 17 años y ha sido valorado por la crítica como uno de los más brillantes de la lírica española en la segunda mitad del siglo XX.
La antología repartida por el moderador incluyó textos de sus siguientes libros: Don de la ebriedad, Alianza y condena, Conjuros, El vuelo de la celebración y Casi una leyenda.
La recepción por parte de los participantes fue del todo positiva. A pesar de ser una poesía exigente, difícil, oscura, profética y a veces incluso apocalíptica y visionaria (estos fueron algunos de los adjetivos con los que fue descrita), concitó el acuerdo en la valoración positiva del arte de este autor, que no por cierto era muy conocido entre los asistentes.
José Martín Retortillo ofició de maestro de ceremonias realizando una excelente y necesaria presentación biográfica y artística del poeta, por lo que la comprensión de la obra leída y su disfrute se pusieron a un nivel más alto. No en vano, el participante, a la sazón presidente de la asociación Aveletra Literatura, había dirigido un curso sobre el autor en dicho colectivo.
Como recordó José, los tempranos sinsabores que protagonizaron la vida de Rodríguez tiñeron de sombras una propuesta literaria, no por cierto, carente de luz, y a su vez le dieron una madurez de la que algunas trayectorias literarias mucho más largas carecen.
Se subrayó el carácter simbólico y hermético de un autor que plantea la poesía como un arma de (auto)conocimiento y como forma de acceder a una verdad oculta del mundo. Así, una de las formas que el poeta tiene de renovar el lenguaje poético es dotarlo de un carácter filosófico que hace de la filosofía el contenido de su literatura.
A pesar de la aparente altura de esta poesía, la maestría de Rodríguez, así se dijo, está precisamente en hablar de la vida de una forma totalmente singular, sin dejar de maravillarse por sus aspectos más sencillos. Incluso este poeta no deja de lado los aspectos mágicos de los actos y aspectos más sencillos de la vida, y es por eso que se subrayó la importancia del mundo de la magia y del esoterismo.
Como hemos dicho, su aspecto hermético es lo que explica esta propuesta estética, que los estudiosos han descrito como el desarrollo de la imaginación prehistórica y ancestral en productos artísticos de la historia. La imaginación infantil, la curiosidad y el asombro son parte insobornable del arte verbal de Claudio Rodríguez, que conquistó al club y que ha dejado una huella imborrable en él, de la misma forma que ha dejado una impronta insustituible en la historia de la poesía en nuestra lengua.