1. Popularidad
Don Quijote es el personaje literario más popular de la humanidad. Solo si la
literatura se hace popular adquiere importancia. Y lo es porque Don Quijote utiliza uno de
los símbolos más prolíficos de la Modernidad en la que aún vivimos: el del “hombre
inútil”. Si no viviésemos todavía en la Modernidad, la figura de Don Quijote nos parecería
banal e incomprensible.
2. Hombre inútil
En el largo tránsito que lleva al hombre desde la barbarie (Prehistoria) hasta la
ilustración (Modernidad y actualidad) los símbolos, las imágenes, lo ayudan a
comprenderse y a entender este camino. Esos símbolos se esparcen en las diferentes
artes. Los símbolos más complejos e interesantes son los de la literatura (mundo
audiovisual: libros, películas, series, etc…). El “hombre inútil” es el símbolo empleado por
Cervantes en Don Quijote.
3. Modernidad
Tras la Edad Media y con el desarrollo del racionalismo (pensamiento racional frente a la
fe y religión) y del empirismo científico (conocimiento científico frente a superstición) el
hombre entiende que su camino de mejora hacia un hombre nuevo debe completarse en
soledad, sin ninguna divinidad que lo garantice ni lo salve. El hombre estará solo y se
autodirigirá hacia una raza de hombres mejores. En este camino el individualismo, el
monetarismo y la desigualdad son entendidos como absolutamente necesarios.
4. La identidad
En consecuencia, la creación de una identidad en el mundo desigual es algo necesario,
indispensable e indiscutible. Sin embargo, esta empresa creación de una identidad para
cada hombre está abocada al fracaso. La creación del símbolo del hombre inútil es la
expresión en la literatura del fracaso del proyecto humano de autodirección en el
imperio de la desigualdad, que es el imperio de las identidades.
La literatura desde el siglo XVI, que implica el comienzo de la Modernidad, hasta hoy, en
todas sus formas audiovisuales (novelas, películas, series, pequeños formatos, etc…), está
repleta de hombres inútiles en la tarea de la creación de una identidad.
5. El capitalismo
Estos hombres inútiles están sumidos en una vida de inadaptación, fracaso, cobardía e
impotencia. Este es el caso de Don Quijote: los hidalgos estaban acostumbrados a
disfrutar de una posición social asegurada por su linaje. Para ello solo tenían que nacer en
la familia adecuada. Los menos afortunados luchaban y vivían de rentas. El mundo nuevo
los rechaza y los fuerza a introducirse en el nuevo mundo del trabajo en el que deben
vender sus habilidades en el mercado del trabajo. El capitalismo, la nueva ideología que
se impone hasta hoy, nace en la Edad Media y se lleva esta clase social por delante. Son
inadaptados al capitalismo y a la economía del libre mercado.
6. Don quijote y Walter White
Hay pocas salidas para estos hombres inútiles. Suelen ser dos: la primera es activa: la
fantasía, y la segunda es pasiva: la inacción. Ambas están abocadas al fracaso más
rotundo. La primera es una mentira, y la inacción los suele llevar al suicidio.
- Don Quijote no acepta la imposible, estresante y traumatizante creación de una identidad para ganar dinero, y en lugar de vivir su vida vive la de otro, la de un Alonso Quijano en los tiempos de sus bisabuelos, la Edad Media, momento en el que los de su clase eran reconocidos por su linaje y vivían sin preocupaciones. Eso es la fantasía, la creación de una identidad falsa que te permite simplificar la realidad o falsearla conforme a tus intereses. Esto lo lleva a vivir aventuras absurdas por toda España, simulando liberar a damas, niños, pobres y reos necesitados de justicia, cuando en realidad se trata de una farsa.
-
Walter White también adopta la solución de la fantasía, aunque el día en que le comunican su enfermedad se queda inactivo y petrificado. Sin embargo, el
momento histórico en el que se muestra como inútil es un poco diferente. El
mundo que él no acepta es el que no le proporciona un trabajo y un éxito (dinero) conforme a su gran capacidad intelectual. En lugar de luchar por ellos vive una vida fracasada ejerciendo trabajos mediocres con una familia, amigos y vecinos que lo mangonean y lo ningunean. Un repentino cáncer inoperable lo transforma y se convierte en un cocinero de droga que le permite vivir en la clandestinidad y bajo un pseudónimo (Heisenberg) el éxito que cree merecer unido a una inmensa fortuna de dinero negro que es incapaz de blanquear. Su fracaso terminará con su vida y con la de parte de su familia, que tampoco acepta el dinero que ganó de forma fraudulenta.